El Sanador Herido

A continuación transcribo una nota de Luis Valdez Castellanos que me parece muy interesante, aparece en la Revista Mirada que apareción en Enero de este 2009 en México...

Médicos, maestros, psicólogos, religiosas, trabajadoras sociales, sacerdotes, pedagogas, etc., tiene en común que ejercen una profesión de ayuda a los demás. Todos, ellos y ellas, trabajan de tiempo completo en mejorar y atender la vida de muchas personas.
Desde una visión ideal son personas "sanas" que ayudan a sanar a otras que estén enfermas. Sin embargo, en realidad son seres de barro, con sus propias carencias debilidades, fortalezas y crecimientos. No son dioses que ayudan a los humanos. Y esto muchas veces pasa desapercibido.
La verdad es que el que trabaja en una profesión de ayuda en un sanador herido, como titula sabiamente Henry Nowuen en uno de sus libros.
La historia personal de dichas personas influye para bien o para mal en el servicio a los demás.
Dicho de otra manera, el principal medio con el que trabajan esos profesionales de las relaciones de ayuda es su propia persona, con las caracteristicas particulares que han desarrollado con sus propias expereincias e historia de vida.
Por lo mismo, es conveniente reconocer cómo somos, cuáles son nuestras heridas, las necesidades insatisfechas y nuestras motivaciones, al mismo tiempo que nos damos cuenta de nuestras fortalezas, convicciones, costumbres y valores.
Con ello, estarán en una mejor posición para respetar a quienes ayudan, sin imponerse, ni utilizar la relación en su propio beneficio.
Si no tienen conciencia de eso, puede ser que un maestro utilice a sus alumnos para sentirse una persona valiosa y con ello intente llenar el vacio de su baja auto estima. O puede darse también que un terapeuta aproveche la información de su paciente para seducirla y sentir que es un hombre atractivo para las mujeres.
En cambio, sí tiene presente sus fuerzas y debilidades seeran mejores facilitadores del crecimiento de los demás. Tomar conciencia de la propia debilidad así como la experiencia y la reflexión los puede convertir en personas más comprensivas al dolor de sus semejantes y los alejará de ser profesionistas insensibles que solo desde el conocimiento academico (la teoría) ordenan las directrices para la solución de los demás. Es decir, sus propias heridas, aceptadas y trabajadas, son una riqueza para su profesión. No necesitan ser perfectos para poder ayudar sino que lo harán con realismo y humildad.